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Si pudiera verme desde fuera

Updated: Apr 18

Una niña que creció rodeada de amor, pero también de encuentros con personas que se sentían amenazadas por el destello de su luz.

Tal era su brillo que las opacaba. Y como nació en un contexto donde importaba mucho la “imagen” y lo que otros pensaban, no aprendió a confiar en sí misma porque siempre algo faltaba…

Lo que sí aprendió fue a dar, a ser generosa pero a veces (muchas) se pasaba… daba más de lo que podía dar y no sabía escucharse.


¿Qué quería ella? no lo sabía.


También aprendió a ser independiente y eso le dió alas…

Hasta que un día fue tanta la insatisfacción; el disgusto hacia ella misma; los pensamientos obsesivos totalmente negativos y destructivos, que se sentía muerta y quiso cambiar.

No aguantaba más.

Pidió ayuda. Ya no podía sola.

Fue el mayor acto de valentía de su vida.

Y la hizo cambiar para siempre. Una/s maestras le enseñaron a escucharse, a sanar su alma, a despojarse de todo lo que ya no le servía. A aceptar y aceptarse.

Se desarmó hasta sentirse completamente vacía. Y se volvió a armar ladrillo por ladrillo de todo lo que elegía creer y ser con consciencia.

Fue un trabajo duro y exhaustivo.

Siempre la visitaban esos fantasmas y monstruos de lo que ella ya no quería ser, de su pasado, de los miedos, los juicios y prejuicios que machacaban la grandeza de su alma.

Pero fue tal el compromiso con ella misma y la fortaleza, que enfrentó y abrazó cada vez a esos monstruos y fantasmas.

Y no se dió por vencida.

A veces la encontraban desgastada, sin energía y aún así los combatía y ganaba.

Aprendió que eran tan solo ilusiones. Proyecciones de basura de la mente.

Y así siguió creciendo y avanzando y evolucionando.

Se cruzó con personas, libros y experiencias que la ayudaron mucho.

Pero porque de verdad, ella quería ser feliz y libre.

Lo pedía de corazón todas las noches y el universo no hizo más que ayudarla, sostenerla y cuidarla.

Creyó tanto en sus sueños que los hizo realidad.

Aprendió a amar, a volar y a confiar.

Ahora sí está saboreando lo que es realmente vivir.

Se conoce tanto que ya saluda con un beso a los monstruos y fantasmas que la vienen a visitar.

Y hasta les puso nombre.

Sabe que es transitorio y cada vez la visitan menos porque ya se aburre.


Siempre el mismo tema de conversación


Cuando confía en ella es lo más asombroso que podés observar.

Tal es su brillo que encandila,

cuando está conectada y presente.

Cuando encuentra la claridad en su interior, en lo que siente.

Es grandiosa.

Puede romperse y armarse todas las veces que quiera. Pero ojo, porque cada vez se hace más gigante.



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