Te conozco en todas tus formas.
En cada momento que se presta, apareces.
Apareces, en un un principio (cuando no te entendía), para hacerme sentir triste. Para frustrarme. Para decirme que nada cambió… por qué volviste.
Hoy te observo y te abrazo.
Hoy te entrego mis brazos, por qué se que viniste a enseñarme algo. Te regocijo en mi interior, para decirte que ya no te necesito. Porque ya aprendí.
Aprendí que no soy un pensamiento negativo. Que no soy mis pensamientos. Y tampoco soy mi cuerpo.
Soy conciencia pura. Y hoy estoy presente para saludarte y despedirte.
Estoy dispuesta a renunciarte. Ya no te tengo miedo.
No te voy a extrañar, porque ya no te deseo inconscientemente. Ahora estoy consciente.
Hoy te ace
pto pero ya no te quiero.
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